Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

junio 26, 2011

Y así como se veían ángeles colgando de los edificios, se veían las gigantes olas de emociones chocando con la orilla de una playa de ensueño.
El sonido era sordo como sordas eran las explicaciones que rebotaban en las paredes de la habitación que siempre quise.
Dos espejos parecían dormidos pero se susurraban reflejos desesperados y angustiosos, recostados sobre las nubes de sus días nublados.
La última palabra que se escucho en la calle despoblada fueron exclamaciones de amor y de locura y quedaron ciegos todos en el mundo.

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