Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

septiembre 05, 2011

Vencí la monstruosidad de mi fobia al extraviarme en la claridad de tu mirada de fondo de mar, de bosque de un planeta de agua.
Quebré en el piso cada una de mis malas ocasiones oníricas, las hice estallar como espejos. Cristalicé los elementos terribles.
Aprendí a cerca de barcos conversando contigo en la orilla de cualquier playa. Alineamos nuestras voces mirando las estrellas. Me sentí como poseída por una nueva forma de mirarlo todo después de mirarte a ti. (Una V de victoria en mi campal batalla contra insidiosos fantasmas)
Conocí las calles del centro en las horas más agradables del día.
Minutos e impulsos nerviosos afilados como cables eléctricos.
Viento en forma de escaleras, el mundo antropomorfo, el mundo zoomorfo, el mundo ciego que nos cerró los ojos en atmósferas ruidosas.
Creo que tengo un nuevo sentido completo. Y de ser así no soy humana.
Siento la temperatura de tus manos con parámetros que sólo comprenderías tú.
La manera en que pierdo el control cuando todo se ilumina cuando una lluvia de risa nos cae en la cabeza.
Creo que me separé del mundo que conocía antes, creo estar en lugares nuevos, que no son humanos...
(No es posible evitar salir volando por mi ventana de escaparate cuando tu presencia de ventisca me toma de la mano)
Tuve el miedo en la garganta varias veces, más de las que quisiera. Nudos ásperos y punzantes. Las manos me temblaron por días enteros. Desperté confundida tantas veces.
Un instinto rudimentario, concebido de la simpleza misma de la supervivencia. Un instinto de aferrarme a los conocidos abismos. Estuve convencida en noches insomnes, de abandonarlo todo; de resignarme a mis temores/tumores.
Y sin embargo (adjunto aquí lo que acabas de pensar) algo en la oscuridad de mi habitación yacía dormido. Y vencido el miedo a las noches, vencería el miedo a la jamás antes vista presencia de... lo que sea que hubiere.
Ardí en pesadillas, sintiendo las costillas torcerse, la respiración perder por completo, la movilidad ajena. Episodio.
Y abrí los ojos con los brazos adoloridos, marcas violentas en la piel y el recuerdo más desgarrador que humanamente se soporte. Corrí al baño a vomitar mi odio, la corrosión de mi sangre me afiebraba hasta el delirio.
(No hay forma de evitar una arcada en estas lineas... )

septiembre 04, 2011

Se vacía el mar. Las olas se escapan como ánimas al viento, como residuos de ectoplasma humano, ligero ante cualquier ventana abierta.
Remolinos angustioso me relatan las experiencias mas confusas que pude oir.
No los entiendo. No los oigo bien.
Edificaciones completas están siendo derrumbadas, frente a mis ojos.
No escucho nada, el ruido me estremece.
Y mi mirada atónita no sabe bien a donde ir.
Mis pasos de niña errante no me llevan a ninguna parte.
(Y aunque todo esto, es un mal sueño de hace tiempo, tiene estragos en mi garganta anudada; corbata de angustia injustificada).
Finalizo cuando se cierran mis ojos heridos. Cuando caigo en la cuenta de las horas tibias que perdí. Cuando no me acompaña ninguna sombra.

agosto 30, 2011

Un sonido me persiguió todo el día, parecían el eco de algunas líneas para agregar al texto.
Un sonido que sonaba como un tren en media marcha, como un riel continuo que se asemeja a una linea pisoteada por letras.
Un sonido que sonaba como un defecto de reloj.
Un sonido manual y rudimentario.
Golpecitos.
Me persiguió el día entero.
Me entregué a su descubrimiento.
Y aunque aún no sé de que se trata, mis pestañas de baten a su ritmo.