Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

septiembre 05, 2011

Vencí la monstruosidad de mi fobia al extraviarme en la claridad de tu mirada de fondo de mar, de bosque de un planeta de agua.
Quebré en el piso cada una de mis malas ocasiones oníricas, las hice estallar como espejos. Cristalicé los elementos terribles.
Aprendí a cerca de barcos conversando contigo en la orilla de cualquier playa. Alineamos nuestras voces mirando las estrellas. Me sentí como poseída por una nueva forma de mirarlo todo después de mirarte a ti. (Una V de victoria en mi campal batalla contra insidiosos fantasmas)
Conocí las calles del centro en las horas más agradables del día.
Minutos e impulsos nerviosos afilados como cables eléctricos.
Viento en forma de escaleras, el mundo antropomorfo, el mundo zoomorfo, el mundo ciego que nos cerró los ojos en atmósferas ruidosas.
Creo que tengo un nuevo sentido completo. Y de ser así no soy humana.
Siento la temperatura de tus manos con parámetros que sólo comprenderías tú.
La manera en que pierdo el control cuando todo se ilumina cuando una lluvia de risa nos cae en la cabeza.
Creo que me separé del mundo que conocía antes, creo estar en lugares nuevos, que no son humanos...
(No es posible evitar salir volando por mi ventana de escaparate cuando tu presencia de ventisca me toma de la mano)

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