Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

febrero 23, 2011

Ojo agrio

Quiero escribir sobre mi muerte y el aliento tibio de mi boca lo impide.
Me dan ganas de inmortalizarte, trozo de sonrisa lunar.
Sueño un post mortem sin lágrimas, reflexivo espacio no terrenal.

Abstinencia de lineas compulsivas que no me dejan caminar.
Me extravío en los silencios, me petrifico entre ladrillos.

Deslizo un sueño hasta la punta de mi dedo meñique.
Una vulgar risotada me aterriza y veo y siento presencias; son grillos.
Son del tamaño de un auto. No entiendo. ¿Perdóname?

La clemencia carcome mis labios amordazados y me siento como ese libro, ese que me juzgó sin saberlo; porque ahora que lo pienso, he de ser yo la que fue protagonista, heroína muerta de aquellas letras.

Pierdo los estribos y la paciencia, aun así mi cuerpo completo se adormece, son los pasos, son los grilletes de la justicia nocturna.
Un escalofrío recorre mi espalda y un malestar se apodera de mi estómago...



¡Rápidas son mis reacciones! Ante tanta amenaza que imagino.

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