Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

marzo 30, 2011

Así que él era el famoso niño huérfano, el famoso niño triste, el de los dos ojos desparramados en el cielo celeste. Él era el de las historias que se remontan hacia años que ya no cuentan, hacia diálogos que no existieron.
Era famoso por matarse tantas veces y aun así seguir con vida, era famoso por ser brillante y por ser idiota, por caer en sus propias trampas.
El misterio de su dramatismo envolvía el tiempo y el espacio, haciendo que todo se difuminara y pareciera nada.
Aniquilaba al mismo tiempo que sin querer reconstruía todo, poniendo piezas en cualquier parte, quitando trozos importantes de una realidad aletargada.
Su voz temblaba, el piso temblaba.
Y se me humedecían los ojos cuando estallaba su nombre cerca de mi oído y me volvía loca cuando sus misiles me perseguían en cualquier parte, en cualquier parte, en cualquier parte y en cualquier momento...
El era, pero ya no lo es tanto porque sus delgados brazos no conmovieron a mi piel y su cabello oscuro no me perdió en la noche como lo hacía antes. Y ya no es ese tipo y es alguien que no conozco y sus gritos no me quitan el sueño y su enfermedad no me causa envidia y sus pesadillas ya no son las mías. Y me dejó y lo dejé y el esta sobre un bus, alejándose de los recuerdos tejidos que se destiñeron bajo el mar y se corroyeron con los años. Y él se aleja y yo ya no lo extraño.

marzo 26, 2011

Retrato de las fases previas a la muerte, espejismo perfecto, siniestro y mortal...
Una imagen viva, un dolor que camina.
Materialización de la tristeza, en su estado puro. Seca, de esa que raspa la garganta, que es blanca ceniza en los ojos, blanca como nieve que lastima mi mejilla, blanca y seca, casi como algo que no existe y que sólo por eso existe más.
Tristeza abatida, de camianr sin un punto en el horizonte, de caerse en posición fetal por el resto de la noche, la noche que no acaba, que parece perpetua... La noche que parece estar hechizada por un magnetismo idiota y cruel, congelada, casi como un suspiro ahogado, casi como un espasmo al corazón... infarto! (Y muerte)
Tristeza que no pierde sentido, por más que repita la palabra y que cobra con cada vibración de mis cuerdas vocales, otro significado, aún más real, aún más facineroso.
Debe ser esa mezcla lenta y densa, carente de cualquier agitación, mezcla rara que marea mis sentidos cuando junto la T, la R y la Z en la misma palabra... Que TRisTes son las Rocas, aZotadas por el maR, casi como si se TRaTaRa del aZar siniesTRo... Cobrando venganza (Z)...
Tristeza, dormilona que duerme conmigo, que no me deja ni a sol y sombra y que, incluso en presencia de la más mordaz de mis sonrisas, sigue ensombreciendo mi rostro.

marzo 23, 2011

La torpeza violenta de la que soy presa a menudo...casi siempre me abruma. Violenta es mi boca que no se mi mide y que, castigadora, clava agujas invisibles y delgadas, en las carnes rosas de las cosas que amo, envenenando casi a propósito los pequeños sacos de aire limpio que circulan en el torrente de sangre de quienes quiero.
Violentos son mis ojos que no descansan cuando hay que pelear por conciliar el sueño algunas noches de exorcismos llorones, violentos e impúdicos, perfectos para la desaprobación del alma.
Torpe y violenta, como una tromba marina, desquiciada a ratos, con tendencias fuertísimas a la derrota, a la culpa, a los celos y los males espirituales, que corren libres, campo travieso.
Que me calmen las hojas, que me calmen las inmundicias de otro, plasmadas en tinta negra, que me calme un recuerdo, una pequeña fracción de segundo en el consigo sostener casi sin variaciones un pestañeo largo, una sonrisa espía, una textura idílica. Que me calme la noche y la soledad austera que escondo bajo la cama, a la que le grito improperios (torpes y violentos) cuando la verdad es que no podría vivir en su ausencia/presencia de tantos.

marzo 18, 2011

A veces me incorporo entre humo respirando mis miedos con dificultad, se apaga la chispa que ilumina mi mirada y corro peligro de muerte en manos de mi propia voluntad.
Siento un estremecimiento que envenena y todo parece tan claro, tan tóxico, tan falso.
Y me prometo a mí misma, ocupar el lugar que merezco, subordinarme a mi pasado sin justicia y por fin descansar entre lamentos.
Pero aparece tu mirada escurridiza, escoltando una sonrisa fugitiva y dejo de correr porque se me quita el miedo y entre tanto humo, querido, me incorporo de todas formas, revivo y abro los ojos y mi primera imagen eres tu, inmaculado y adormecido, dormido, perdido, alucinado, soñador.

marzo 07, 2011

Mis tierras están compuestas por de ventanales de cristal, ventanales que quiebro y que atravieso, ventanales que son un ojo y ventanales que son escape.
Mis tierras son esa mala influencia melancólica y venenosa, trepa por las venas, se adhiere y no libera, relentiza y no mejora, enmudece y no escucha.
Los animales somos nosotros, en mis tierras no extrañas; somos perros rabiosos en instantes y somos los mismos perros arrepentidos y llorones.
Gimoteamos de verguenza y nos bebemos los orgullos, a solas, en secreto con la luz apagada y la voz baja. ¿Me escuchas?
Susurros.

Y las personas no existen, porque todos ya perdimos el alma o el compuesto X que nos hacía humanos y personas, somos escabrosos restos de lo que fuimos y no tenemos sombra.
Nuestros dedos están siempre fríos.

En mis tierras no tenemos subterraneos,porque estamos en lo más profundo y estamos ciegos, pero creemos ver, y es mentira y lo sabemos y no hacemos más que esperar.
¡Estoy tan aburrida de mis tierras! Pero no hay tren que pueda alejarme, ni distancias que pueda caminar, porque la llevo en el pelo y entre mis bolsillos y cuando duermo se escurre por mi cabeza hasta adentrarse en mi corazón de latido uniforme/artificial/comprobado.

Salí por una ventana un día, uno de los cristales diminutos de mis tierras y caí ahí mismo, donde había empezado, comienzo a pensar que esto es una trampa. Comienzo a pensar que debería... pero... pienso... me detengo... me gustaría otro cigarrillo.

marzo 06, 2011

Discontinuidad de un sueño.
Desintegración del tiempo.
Miedo a los perros, repetición de un hecho, viento repentino.
Clasificación de extraños.
Música de fondo, aplausos placenteros, pasos desfasados, risas tranquilas.
Rostros con disfraz.
Búsqueda consciente, agrupación de clanes.
Esfuerzo. ¿Exibitorio? Interrogante irónica.
Sol abrumante. Cambio de ánimo.
¿De hábito? Tal vez, quizá luego. Gente contaminante.
Ligera sensación de terminar esto.
Sensación de ridículo en el estómago.
¡Escondite! Desapercibida, de frente esquivada.
Escasea lo abundante, distráeme de las masas.
Hambre, neutralidad absoluta.
¿Indiferencia, te he visto antes? Tal vez mil veces.
Nuevo inicio o continuación de lo irrompible, lo inevitable.
Gente detrás mirando con rabia.
La obviedad del asunto es el olor a perro.
Crítica al reloj, contraargumento del tiempo.
Calma temporal, pie izquierdo adormecido.
Desvanecimiento, acentuación intencional.

marzo 01, 2011

A este odio ciego y automatizado, a este miedo que recorre los minutos.
A la contemplación de las últimas olas, antes de volar hacia la muerte, a este anuncio de desdicha y de infelicidad calcitrante.
A estos pasajes de mi mente corroída, a este infierno que soporto.
A este dolor pusilánime, porque no hay otra palabra.
A estas ideaciones de mierda, perecederos momentos de calma, occiso instante de algo similar a la tranquilidad...

A este vaivén sin respuesta, a esta afilada conmoción interna.
A estos sentimientos de hojalata, llenos de gusanos reptando por los rincones con más terminaciones nerviosas.
A este mareo constante, al vértigo a la inversa, podrida certeza de que no hay retorno, que me he extraviado en este espiral narcotizado y no voy a salir...
No van a tener otro rumbo mis alucinaciones diarias, acaso en realidad no lo sean, acaso sea yo la espectadora de una realidad que quise hacer mía, sin éxito; fracaso rotundo y espeso.