Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

agosto 18, 2011

Veneno, siempre veneno. Como si las cañerías rancias de mi humanidad no supieran de otro fluido. Oscuridad y trémula visión del universo. Plagas de insectos subiendo por mis brazos, incrustándose en mis poros, dejando sus patas quebradizas en el río de mi sangre.
Desconfío de las sombras, he aquí la verdadera semblante de mi persona agria y torpe.
La desconfianza y el miedo, pócima infaltable en mis embrujos suicidas.
Pusilánime niña de maneras sumisas y terrible recelo.
Suprimir más de la cuenta, transformarme en otras.
Dejar escapar a la agitada bestia que descansa en silencio y DESTRUIRLO todo, dejar todo en ruinas, gritar desde dentro las más aberrantes locuras.
Incrédula niña tonta, insaciable apetito de demolerme.
Volverme tierra y desaparecer en el viento.
Extraviarme en mis ojos cada vez más grandes y eternos.
Un último aliento. Una última ola antes de dejar de ver el cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario