Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

julio 14, 2011

En los eclipses de medianoche se esconden los aullidos perfectos que esperan escuchar tus oídos adiestrados.
Existe un refugio, en el que creí ser bienvenida y sin embargo el sonido explosivo de un mal sueño me arrojan lejos de la puerta. Como una onda expansiva que me repele de la seguridad de una edificación de resguardo.

Y puede ser la falta de vitaminas.
Y puede ser la imposibilidad de traspasar los muros de cenizas tóxicas.

Lo cierto es que me invade una sensación de desosiego, quisiera desmantelar estas especulaciones.
Quisiera despertar en Marte.
Quisiera llevarte conmigo.
Quisiera evadir el tiroteo abusivo del sabotaje y trampa que crean mis conflictos y cortocircuitos.

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