Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

julio 17, 2011

Usurparé el mar en un ataque de pérdida de fe.
Los ritmos aletargados con los que habla mi mente, me poseen en la enfermedad. Y aunque me causen arcadas matutinas, no me abandona la lenta melodía de sus voces.

Rayaré los cielos con garabatos y retratos de los entes que me abandonaron.
Ubi sunt de quienes se han perdido, petición llorosa de mis labios para que las letras no se aparten de mi absurda relación con la vida, con el aire que respiro, con cada latido de mi corazón sanguinoliento.

Plantaré el dedo de mi pie en la tierra, seré árbol petrificado en una esquina.
Parsimonia tediosa de mi voz a cualquier hora.
Que me apunten los rayos en la cabeza, que me vuelen los sesos las lloviznas amargas de los bosques encantados.

Sinsentido a los placeres. Las nubes han colapsado bajo mis pasos.
Olisqueo constante del temor que adorna el aire.
Peligroso e incoherente viaje. Inmersa me veo, en una oleada de cenizas. Inmersa me veo en el ultra fondo de una marejada que hipnotiza, desborda, llena de dicha mi vida y aplasta al azar con indiferencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario