Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

julio 12, 2011

Las nubes están muertas, hoy los pájaros negros lloran su duelo.
Las cabezas de todo lo viviente se mojan con la lluvia artificial que hemos creado.
Las islas rodeadas de pena naufragan en su revés.
Los ruidos de la cuidad han estado todo el día en silencio.
Dejó de correr aire por las callejuelas que visito a diario. Me cuesta respirar.
A mis espaldas cargo un tubo de oxígeno, me acostumbré al peso, me acostumbré al dolor en las vertebras; y las miradas ansiosas de quienes agonizan en su asfixia ya no me provocan miedo.
Esta noche estoy viva para conmemorar al frío que se cuela por la ventana, para alzar mis sordos gritos contra la tibieza de lo vivo.
Esta noche recorro a mil kilómetros por hora las carreteras desoladas.
Apilo los cadáveres de los que han caído.
Esta noche soy la más vital, aunque mis ojos exuden muerte, aunque mi boca no hable más.

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