La sombra de mis tiempos, marcada a pulso humano con tinta negra, acariciada por la melancolía y la gracia, la falsa ilusión de lo real.
La sombra de mis tiempos, repetida como falla, emergida de mi pecho. Deformada por los vicios y las costumbres tiernas de mi piel.
La sombra de mis tiempos, golpeada por la falta de simplicidad y exageración del hastío. Atacada por la verborrea de mis noches paranoides.
La sombra de mis tiempos, instalada en este tiempo y adaptada a esta luz. Alargada pero ilusoria, rehuyo de ella en busca de calor.
Y mi fría piel... y mi fría piel...
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