Al sol, a la sangre, al humo y a la felicidad en general.

septiembre 05, 2011

Vencí la monstruosidad de mi fobia al extraviarme en la claridad de tu mirada de fondo de mar, de bosque de un planeta de agua.
Quebré en el piso cada una de mis malas ocasiones oníricas, las hice estallar como espejos. Cristalicé los elementos terribles.
Aprendí a cerca de barcos conversando contigo en la orilla de cualquier playa. Alineamos nuestras voces mirando las estrellas. Me sentí como poseída por una nueva forma de mirarlo todo después de mirarte a ti. (Una V de victoria en mi campal batalla contra insidiosos fantasmas)
Conocí las calles del centro en las horas más agradables del día.
Minutos e impulsos nerviosos afilados como cables eléctricos.
Viento en forma de escaleras, el mundo antropomorfo, el mundo zoomorfo, el mundo ciego que nos cerró los ojos en atmósferas ruidosas.
Creo que tengo un nuevo sentido completo. Y de ser así no soy humana.
Siento la temperatura de tus manos con parámetros que sólo comprenderías tú.
La manera en que pierdo el control cuando todo se ilumina cuando una lluvia de risa nos cae en la cabeza.
Creo que me separé del mundo que conocía antes, creo estar en lugares nuevos, que no son humanos...
(No es posible evitar salir volando por mi ventana de escaparate cuando tu presencia de ventisca me toma de la mano)
Tuve el miedo en la garganta varias veces, más de las que quisiera. Nudos ásperos y punzantes. Las manos me temblaron por días enteros. Desperté confundida tantas veces.
Un instinto rudimentario, concebido de la simpleza misma de la supervivencia. Un instinto de aferrarme a los conocidos abismos. Estuve convencida en noches insomnes, de abandonarlo todo; de resignarme a mis temores/tumores.
Y sin embargo (adjunto aquí lo que acabas de pensar) algo en la oscuridad de mi habitación yacía dormido. Y vencido el miedo a las noches, vencería el miedo a la jamás antes vista presencia de... lo que sea que hubiere.
Ardí en pesadillas, sintiendo las costillas torcerse, la respiración perder por completo, la movilidad ajena. Episodio.
Y abrí los ojos con los brazos adoloridos, marcas violentas en la piel y el recuerdo más desgarrador que humanamente se soporte. Corrí al baño a vomitar mi odio, la corrosión de mi sangre me afiebraba hasta el delirio.
(No hay forma de evitar una arcada en estas lineas... )

septiembre 04, 2011

Se vacía el mar. Las olas se escapan como ánimas al viento, como residuos de ectoplasma humano, ligero ante cualquier ventana abierta.
Remolinos angustioso me relatan las experiencias mas confusas que pude oir.
No los entiendo. No los oigo bien.
Edificaciones completas están siendo derrumbadas, frente a mis ojos.
No escucho nada, el ruido me estremece.
Y mi mirada atónita no sabe bien a donde ir.
Mis pasos de niña errante no me llevan a ninguna parte.
(Y aunque todo esto, es un mal sueño de hace tiempo, tiene estragos en mi garganta anudada; corbata de angustia injustificada).
Finalizo cuando se cierran mis ojos heridos. Cuando caigo en la cuenta de las horas tibias que perdí. Cuando no me acompaña ninguna sombra.

agosto 30, 2011

Un sonido me persiguió todo el día, parecían el eco de algunas líneas para agregar al texto.
Un sonido que sonaba como un tren en media marcha, como un riel continuo que se asemeja a una linea pisoteada por letras.
Un sonido que sonaba como un defecto de reloj.
Un sonido manual y rudimentario.
Golpecitos.
Me persiguió el día entero.
Me entregué a su descubrimiento.
Y aunque aún no sé de que se trata, mis pestañas de baten a su ritmo.

agosto 24, 2011

Léase esto con la rabia enferma de un postrado en sus recelos. Como quien quiere asesinar a su madre y le besa la frente húmeda.
Crease perdido el interés por el cuerpo, de esta ánima interna de parpadeante alegría.
Permítanse los ancianos una que otra mirada curiosa ante mi juvenil retraso.
Piérdanse en la noche las respiraciones frías de mis pulmones a punto de largarse a correr.
Ciérrense las persianas del mundo y quédense ciegos todos de golpe.
Paralícense sus pasos y carreras, abran paso a mi presencia imperceptible.
Quisiera no ser vista, ni oída.
Hágase la oscuridad completa en el mundo entero.
Piérdase el ánimo pasivo y sean activadas las miradas lascivas de nuestra crueldad que descansa, azotada entre flores secas, amarrada entre cuerdas vocales.
Gritos escucho, lejanos como puertas que no abrí nunca.
Sentidos pierdo, como apuestas que no me atreví a concretar.
Peligros enfrento, como si me arrojara contra una piedra de cabeza.
Verguenza percibo, en lo más profundo de mi certeza única. Esa que me indica que quien soy por dentro es quien prevalecerá al final de todo.
Y la que soy por dentro, en nada supera al aire agripado la cuidad impertinente, esquivo y escurridizo pero maltrecho y embarrado, como un felino de muelle, como una rata de callejón, como un insecto de corta vida.

Tarde de neblina, de mala vista, de malestar y silencio.
Tarde acorde a mi verdadera personalidad.
Tarde que por lo rancia, se parece a mi.
Personalidad mía y tarde mía. Ambas enfermizas y socialmente ineptas.
Paso rápido y mirada en el suelo.
Agresiones paranoicas de quienes pasan a mi lado.
No quisiera verme reflejada en los vidrios azules de tantos edificios.
Me gustaría volarme en mil pedazos y desaparecer como la ceniza de un muerto incinerado.
Mi personalidad real me persigue y aparece en tardes como esta.
Me refiero a esta personalidad ajena y tan propia que me invade y perturba, confunde y seduce, defiende y agrede. Todo al mismo tiempo, todo en un sólo latido. Pum Pum un golpe, pum pum una idea, pum pum una sacudida, pum pum una caricia. ¿Me entiendes? Pum pum, un mareo. Pum pum, un grito. Pum pum, que pena. Pum pum, que idiota...

agosto 22, 2011

Soles amarillos.
Tenues caricias.
Ojos bailando en la habitación más linda de mi mente.
Costas azules ondeando al fondo.
Perfumes perfectos de tu piel contrabandeada.
Trance de mi mirada, extasiada en el bosque natural de tu cara.
Plegaria a las tablaturas inscritas en tus manos.
Suave ventisca fría, tibia temperatura que te extraigo.
Dulce beso, dulces labios.
Increíble marcha de tus pasos al lado de los míos.
Es que no me alcanzan las letras, ni me alcanzarían los idiomas conocidos por sabios y resabios para imprimir la explosión de mi pecho.
Mis costillas tienen astillas de tanto reventarse en suspiros.
Y es que lo tuyo y lo mío no pasa a menudo.
Y es que la realidad que teje mi tiempo se asemeja tanto a la tuya.
Y somos dos cualquier cosa, dos fibras de algodón danzando en el aliento de un respiro cansado. Dos nubarrones sobre nuestras cabezas. Dos volátiles seres sincronizados. Dos frecuencias al unísono. (L)

agosto 19, 2011

Como un rompecabezas, el corazón en el estómago y la respiración a través de branquias de reptil.
Un miedo que he sentido antes.
Una voz de madrugada que no logra enervarme.
Sólo recuerdos juveniles, de una historia que me dejó sola; historia patética que llevé hasta hasta las últimas consecuencias.
Ya casi no reconozco tu cara y tus ojos de muerto no me hacen pensar en cementerios.
Y es que ya fue hace tanto que no puedes pedirme nada.
Mis manos están vacías para ti.
Mi angustia ya no se activa con tu nombre.
Ansiedad dormida, ansiedad completamente fallecida.
Dejé lo tuyo y lo mío en una calle de esas de antes, de esas que ya ni me gustan.
Y puede ser que todo haya sido un sueño mío. Puede ser que no hayas existido nunca.
Debe ser la ausencia de tus huellas.
Debe ser que escribimos por separado nuestras nuevas travesías.
Tu y tu puño necrótico, tus palabras asesinas. Tu pinta de poeta inconforme.
Yo y mi puño nostálgico y repetitivo, mi verborreica forma de odiarlo todo. Mi pinta de ratón de biblioteca.
Ya lamimos hasta terminar nuestras ácidas maneras de matarnos con letras.
Esquiva ahora estas lineas de la forma indiferente que yo esquivo las tuyas.
Despidámonos con la poca certeza de siempre.
Despidámonos con los ojos rojos pegados a la pantalla.
Despidámonos para escribir de nuevo.
Y con esta linea final, dejo tu nombre en la basura, sabiendo que el mío descansa torcido en el lugar donde me abandonaste para no vernos más.

agosto 18, 2011

Las noche es absurda, como una colisión de luces.
La garganta es la luna y las estrellas bocadillos.
Son barcos los pasos atolondrados de mi marcha.
Es la nocturna escena la que me mantiene alerta.

Un pentagrama inconcluso me recuerda al cielo, con la espuma desbordante de sus nubes de media tarde.
Se me acercan las sombras que se hacen en las paredes y yo las ignoro con imperturbable decisión...

Pasan a mi lado los buitres de los sueños.
Cosquilleo d mi garganta congelada.
Son mis latidos el compás de patrones indiferenciados que corren por mi lado.
Velocidad espeluznante.
Retiro circunstancial de mi presencia vacilante.
Veneno, siempre veneno. Como si las cañerías rancias de mi humanidad no supieran de otro fluido. Oscuridad y trémula visión del universo. Plagas de insectos subiendo por mis brazos, incrustándose en mis poros, dejando sus patas quebradizas en el río de mi sangre.
Desconfío de las sombras, he aquí la verdadera semblante de mi persona agria y torpe.
La desconfianza y el miedo, pócima infaltable en mis embrujos suicidas.
Pusilánime niña de maneras sumisas y terrible recelo.
Suprimir más de la cuenta, transformarme en otras.
Dejar escapar a la agitada bestia que descansa en silencio y DESTRUIRLO todo, dejar todo en ruinas, gritar desde dentro las más aberrantes locuras.
Incrédula niña tonta, insaciable apetito de demolerme.
Volverme tierra y desaparecer en el viento.
Extraviarme en mis ojos cada vez más grandes y eternos.
Un último aliento. Una última ola antes de dejar de ver el cielo.

agosto 15, 2011

Reclamar a los astros por tanta ausencia de motivos.
Divagar borracha por las pesadillas de quien ha sido torturado por el abandono.
Y la dulzura tenue que extraía de mis memorias de niña, quemarlas junto a las palabras que no debieron ser escritas.
Proclamar ser un mártir y morir por serlo.
Extraviar la coherencia en el cajón cerrado de mi mente.
Ahogarme en el charco que forma la tempestad de mi propia verguenza y asco. (Goterones ácidos y corrosivos que caen despacio donde más duele)
Siniestra la idea, tembloroso el pulso, esquiva la mirada pero determinada la voluntad, esa antigua, esa de quebrar los cristales de las catedrales internas de mi misma.
Correr desesperada por los caminos incoherentes de estas lineas que me salen solas.
Pasear por el reverso de la palma de mi mano.
Y en la suavidad de mis húmedas mejillas, estallar en llanto desenfrenado, en tormentosos gritos angustiados que dejo escapar por el espacio que hay entre la puerta y el piso; invitando a pasar al viento. Invitando a pasar el viento.

agosto 11, 2011

Si me ves triste, no te preocupes es la falta de vitaminas.
La falta de gracia e ímpetu de espíritu, los ojos hinchados y los labios dulces de lágrimas.
En mi pecho estalla el infinito cielo grisaseo de la cuidad acelerada, en mi cabeza marchan los ruidos de la congestión urbana.
(Y me sorprendo a mí misma, relatándolo en cámara lenta, doble dosis de lisérgica nostalgia...)
Y mi boca que no produce sonidos, mis cuerdas vocales oxidadas, gastándose en las cañerías antiguas de mi estructura ósea. Y mis oídos que escuchan susurros en vez de voces e idiomas extranjeros en vez del propio.
Mi piel otoñal que desconoce el invierno y mira con recelo tras la ventana de una micro, mi piel otoñal que se eriza en tu nombre y se destiñe en el día. Mi piel que no resiste golpes y se amorata tan fácil, mi piel que me abriga poco y me hace lucir cansada, mi piel rasgada como terciopelo de burdel barato... Mi piel y la tristeza que no es tristeza si no falta de vitaminas.

agosto 08, 2011

Sueños de muertes. Las personas que más me importan están siendo despojadas de sus vidas y yo lo presencié todo en primera fila. Encerré al que lo hizo y caminé llorando y con frío por las calles que solían visitar mis pies.
Llamé a quien más amo, acudió a mi rescate.
Bajé por escaleras que parecían no tener fin y recuerdo palabras de gente que ahora está muerta, recuerdo sus ojos aún con brillo clavados en los míos, repitiéndome frases que no olvidaría nunca.

Despertar desolada, con el dispositivo para volar roto, con las naves descompuestas.
Despertar despeinada en medio de una estructura en caos.
Sentir mis vísceras, sentir los latidos en mi cabeza.
Sentir la desesperanza de quien está encerrada y confinada a su suerte de hipócrita, a su energía que ahuyenta, energía mal entendida y tergiversada por entes, quienes al hacer el bien destruyen hasta mis cavilaciones. :(

julio 25, 2011

Acabaré con mis ejércitos.
Volaré al cielo de forma invisible.
No podrán rastrearme los radares ocultos de la desgracia.
Los diablos son más débiles que yo.

(este mono se va hoy al cielo)
Descubierta su identidad secreta.
Perdida su caridad diplomática.
Gastadas las yemas de sus dedos flacos.

Crucifico mis enemigos con un grito de superioridad dormida.
Las sonrisas merecen alcohol y soledad.
Cuartos soleados que siguen viéndose nublados.
Me pierdo dos veces al año y recupero la conciencia en un lugar desconocido.

soy... soy... soy como un soldado genético.
La verguenza es una herramienta y yo soy los ojos cuadruplicados de mil espectadores suceptibles a a la emoción pusilánime de los seres humanos.
La culpa es un delirio y yo soy el receptáculo por excelencia de los escupitajos del cielo.
Señalar con el dedo parece fácil desde un punto de vista ciego. Vestirse de tinieblas es el disfraz de un mendigo de su propia riqueza.
En envase desechable de una bestia. La retención de mi ahogo se tragó el mar.

Mis miradas ahora son diábolicas, la risa sardónica escapa de mi rostro como una luz roja. Detención.
Es el ambivalente péndulo de mi vida sin justicia.
Es el repiqueo de los relojes.
Es el deletreo de mis neologismos.

¿Qué es eso?
¿Son palmeras de un lugar plástico?

Soy la envidia de los infiernos y todos quisieran tener un atisbo de mis pestañas tristes.
Soy la carnada de los dolores.
Soy el pez fácil de los remordimientos que susurran en las calles absurdas.
(no) soy.
Los amaneceres de la paranoia, repletos de cables sueltos, sonoros cortocircuitos que rasgan mi piel como un pañuelo terso.
Huelo mis células chamuscadas y arrugadas. Quito las láminas de carne despacio, me despellejo y sangro. Mi carne abierta como un rosado sacrificio.
Y mis ojos siguen clavados en la pared de enfrente, mártir de causas estúpidas que invento, filosofía antigua y derrocada por la simplicidad de ver el cielo.
Paradigma espontaneo de golpizas.
Rítmica estructura. Compás asqueroso de mi voz.
Amanecer esporádico y eléctrico.
Amanecer caótico.

julio 23, 2011

Jódanse los hijos de puta que no creyeron en mí y en las otras dos.
Jódanse los que ahuyentaron mis miradas con puñales de desosiego.
Jódanse los que me creyeron muerta, dijo Josephine desde el fondo de su dual cárcel.

Liberen los mitos y me huele a desgracia.
Todo gira, todo envuelve, todo pertenece.

Ama a tu padre, mata a tu madre.
Ama a tu padre, ata a tu padre al poste de la esquina.
Suéñalos a ambos devorados por aves salvajes, por bestias de inframundo.

Inmundicias en las calles.
Agitaciones de pañuelo, señales de rendición.

Jódanse los intentos desesperados por CAL-MAR LA SI-TUA-CIÓN.
Jódanse las culpas incrustadas como microchips.

Detesta los tiempos.
Agravia tu hoja de blanca vida, simple y bondadosa.
No encuentras perdón por el delito que no has cometido, no encuentras manchas en las escenas de tus crímenes, porque no los cometiste nunca.
Murieron los cuervos de mi propia existencia, donde duermen demonios y las ocultas ciencias, pasaron de largo volando dormidos, chocaron, sangraron sus cuerpos sombríos.
Fallaron los cálculos de mi rutina de olvidos, donde siempre pasa lo mismo y sólo oigo ruidos. Cambiaron sus puntos, partieron de otro lado, rozaron de cerca mi hombro cansado.
Eclipsaron las tomas de mi película de siempre, ya no salgo en la escena donde hago lo que no quiero y sonrío entre dientes. Reescribo las lineas, configuro la tarde, ya no me importan las desgracias de aquellas cosas que arden.
Floto entre nubes, camino dormida.
Desecho disculpas que ya no necesito. Aparezco entre niebla, atravieso paredes. No es que nada me importe, es que me importa lo que tiembla.
Los susurros de tus ojos, la frondosidad de sus bosques. Las luces que titilan entre tus dedos de helechos. Perderme entre sábanas que no tengo e inventas, dormirme en tu pecho hipnotizada en latidos. Tiembla la tierra cuando tu apareces, cuando cruzas la puerta entre mundo y el otro y en ambos te pertenezco, te pertenezco hasta dormida, hasta olvidada en palabras que ya no se pronuncian, hasta en esas mañanas que llegan sin que nadie las invite, en donde tu pelo de fuego incendia las horas y te extraño a penas te me pierdes de vista y te llamo como loca en mis rumiaciones aturdidas.

julio 17, 2011

Era de noche y había muerto dios.
Estaba en un mundo histérico, dominado por bacterias que comen carne.
Las calles repletas de basura eran el atractivo turístico de la cuidad sin nombre.
Había un agujero en el cielo con la promesa de que todo ardería pronto.
El aire que se respiraba se llamaba sufrimiento, la muerte deambulaba por su calle.
Los puntos suspensivos son su futuro.
La audacia de su anonimato conservan mi ímpetu.
El sol lo verá mañana, cuando las horas que pasen por estas paredes le regalen un nombre, cuando el amanecer tardío de mis ojos redondos (quizá) recuerde anteceder por él ante el juicio de la autocrítica y la inspiración que de pronto se me escapa como un suspiro.
La sombra de mis tiempos, marcada a pulso humano con tinta negra, acariciada por la melancolía y la gracia, la falsa ilusión de lo real.

La sombra de mis tiempos, repetida como falla, emergida de mi pecho. Deformada por los vicios y las costumbres tiernas de mi piel.

La sombra de mis tiempos, golpeada por la falta de simplicidad y exageración del hastío. Atacada por la verborrea de mis noches paranoides.

La sombra de mis tiempos, instalada en este tiempo y adaptada a esta luz. Alargada pero ilusoria, rehuyo de ella en busca de calor.


Y mi fría piel... y mi fría piel...
Usurparé el mar en un ataque de pérdida de fe.
Los ritmos aletargados con los que habla mi mente, me poseen en la enfermedad. Y aunque me causen arcadas matutinas, no me abandona la lenta melodía de sus voces.

Rayaré los cielos con garabatos y retratos de los entes que me abandonaron.
Ubi sunt de quienes se han perdido, petición llorosa de mis labios para que las letras no se aparten de mi absurda relación con la vida, con el aire que respiro, con cada latido de mi corazón sanguinoliento.

Plantaré el dedo de mi pie en la tierra, seré árbol petrificado en una esquina.
Parsimonia tediosa de mi voz a cualquier hora.
Que me apunten los rayos en la cabeza, que me vuelen los sesos las lloviznas amargas de los bosques encantados.

Sinsentido a los placeres. Las nubes han colapsado bajo mis pasos.
Olisqueo constante del temor que adorna el aire.
Peligroso e incoherente viaje. Inmersa me veo, en una oleada de cenizas. Inmersa me veo en el ultra fondo de una marejada que hipnotiza, desborda, llena de dicha mi vida y aplasta al azar con indiferencia.

julio 14, 2011

Tus ojos son como un bosque y he querido decírtelo sin disfrazar las palabras, sin que mi ánimo se repliegue ante la imposible tarea de adornar mi lenguaje.
Tus ojos son un bosque que atardece, con altos árboles orgullosos, vivaces tonos que se alimentan de la luz el día, que respiran el aire más puro que cualquier ser humano podría sentir.

Tus ojos son un bosque misterioso, un laberinto de pasillos en los que me gusta perderme hasta temblar... y así cuando logro vencer el vértigo me pongo de pie y miro a mi alrededor y puedo verlo todo tan claro...
Puedo verme a mi misma en medio de la naturaleza silvestre de tu mirada, puedo sentir la fresca fragancia que baten tus pestañas. Abro los brazos y miro hacia arriba y se vuelve todo un mundo nuevo, de colores frágiles... Como de montañas rozadas por los primeros rayos del sol. Y puedo dar un par de giros, emborrachada de esta sensación brutal que estalla en mi pecho cada vez que miro tus ojos de bosque.

Tus ojos son mi casa en el bosque y así cuando duermes, duermo yo contigo. Cobijada bajo un arbusto salvaje, bebiendo de una laguna encantada, plateada de luna.

Tus ojos son un bosque de eucaliptos, de araucarias, de hongos psicotrópicos y luces danzantes, de brillo de luciérnagas...
Pupilas de oro, de estrellas en mi desierto de perdición. Estrellas que puedo seguir hasta el infinito, sedada, drogada, enamorada, confinada a mirarte, a morir bajo tus párpados...
Una mano en el fondo del río, una noche silenciosa. Frío vapor escapa de mis labios.
¿Escuchas tu también el alarido ausente de las multitudes que no nacieron?
Las posibilidades interminables, las palabras que no quise decir, las que no quise escuchar, las que no... las que... eee...

Unos ojos me miran a través de la ventana con una expresión de agradable vacío.
La muerte de sus pupilas viene a retratar mi rostro sereno y desprolijo.
¡Que sólo queden las sombras de aquello que pasó!

Una voz en otro idioma, en otra frecuencia desde otro mundo.
Una sintonía del caribe.
¿Sientes... sientes también tu la brisa del mar en tu pelo?

Porque los que no existimos damos lo mismo.
Y porque mis pies recorren los campos de hielo justo ahora. JUSTO...AHORA ¿Se entiende?

Mensaje en clave.
Leer entre lineas.

Papelógrafo de tinta de aire...
Etérea sensación contaminante.

HOY


Hoy apuntaré mi cabeza con un revolver.
Seré quien no he sido.
Romperé tu cara.
Asesinaré a tus padres y a los hijos que no tienes.

Hoy resbalaré por la ventana y despertaré del otro lado, para controlarlo todo. TO-DO
Venenosa noche cristalina.
Peligrosa curva imposible de esquivar.
Son los caminos retorcidos por los que me da por caminar.

Escuché voces toda la noche.
No dormí para no soñar.
Son situaciones enajenadas las que me toca experimentar.

Es música y maleficio.
Es humo y ganas de escapar.
Son mis ojos brillosos lo que no quieren pestañear.

Se fundió mi alma en el ocaso de la mañana.
Y es mi cerebro el que no para de sangrar.
Travesía espacial, forma menos triste de viajar.
En los eclipses de medianoche se esconden los aullidos perfectos que esperan escuchar tus oídos adiestrados.
Existe un refugio, en el que creí ser bienvenida y sin embargo el sonido explosivo de un mal sueño me arrojan lejos de la puerta. Como una onda expansiva que me repele de la seguridad de una edificación de resguardo.

Y puede ser la falta de vitaminas.
Y puede ser la imposibilidad de traspasar los muros de cenizas tóxicas.

Lo cierto es que me invade una sensación de desosiego, quisiera desmantelar estas especulaciones.
Quisiera despertar en Marte.
Quisiera llevarte conmigo.
Quisiera evadir el tiroteo abusivo del sabotaje y trampa que crean mis conflictos y cortocircuitos.

julio 12, 2011

Las nubes están muertas, hoy los pájaros negros lloran su duelo.
Las cabezas de todo lo viviente se mojan con la lluvia artificial que hemos creado.
Las islas rodeadas de pena naufragan en su revés.
Los ruidos de la cuidad han estado todo el día en silencio.
Dejó de correr aire por las callejuelas que visito a diario. Me cuesta respirar.
A mis espaldas cargo un tubo de oxígeno, me acostumbré al peso, me acostumbré al dolor en las vertebras; y las miradas ansiosas de quienes agonizan en su asfixia ya no me provocan miedo.
Esta noche estoy viva para conmemorar al frío que se cuela por la ventana, para alzar mis sordos gritos contra la tibieza de lo vivo.
Esta noche recorro a mil kilómetros por hora las carreteras desoladas.
Apilo los cadáveres de los que han caído.
Esta noche soy la más vital, aunque mis ojos exuden muerte, aunque mi boca no hable más.

julio 11, 2011

Del suelo emerge a gotas que se quedan pegadas en el techo. Yo las miro, no tienen sentido.
Se quedan mirándome, clavando su brillo esfera en mi. Yo me asusto, las desafío.
La gravedad no las conoce... Es como... Como si sólo estuvieran ahí, sin motivo aparente; como el llanto de alguien increíblemente feliz.

De las paredes sale el vapor de la tibieza que no existe. Yo lo siento en mi brazo desnudo, no tiene sentido.
Es como si la pintura maltratada de las murallas despidieran un último aliento de vida, yo ya las extraño.
Mi piel las soporta, a riesgo de morir esta noche afiebrada y sola. Balbuceante, estúpida... Increíblemente confundida.

El cielo está verde, casi puedo arrancar las plantas que llueven sobre mi pelo, no tiene sentido.
Estiro mis dedos fríos lo más que puedo pero es inútil, están lejos... tan lejos.
La resignación me arropa, me venda los ojos con el delicado dolor de un alfiler clavado en medio de mi pecho.

No tiene sentido, está todo increíblemente confabulado. ¿Son alarmas o son mis exageraciones?

julio 09, 2011

Ingenio emergiendo del ruido, del sol espantoso tras días de ausencia.
Galope detrás de los ojos, como si fuera un reloj con péndulo.
Gotea mi desesperación por los valles y la incertidumbre duerme siesta en mi cama.
Le doy una vuelta a mi cabeza pisoteando las hierbas podridas que se esconden en las esquinas, pateo las ideas recurrentes. Reemplazo mi ánimo con una pastilla.
Persecuciones cotidianas.

Verguenza manchada en mi cara, mis mejillas sonrojadas y los ojos brillosos.
Tiembla mi mano. Dale un respiro a las batallas vencidas que libran, belicosos mis párpados.

Las oportunidades de morir, las agujas del tiempo... Respiro...
Temerario salto, perdida de equilibrio.
Inyección de sangre, justo en medio de la pupila.

Te miro extasiada.
Una mañana de sol de utilería, de frío viento corrosivo. Pestañas tímidas, oliva y madera.
Camino zigzagueante, lodo en mi huella.
Te miro extasiada.
Promesa que no rompo, reunión en el cielo.
Peligro de perderlo todo, riesgo ciego, salto al abismo, acrobacia en el fuego...

julio 08, 2011

Una frase rara de una película, el gesto de un desconocido en la calle.
Una parte corta de una canción, el color de un pensamiento venido a media tarde.
Los sabores terrestres de las noches y los sonidos crujientes del corredor.
Palabras largas, idea perdida.

Un mundo partido en dos, una calle repartida en trozos.
Cristales desvanecidos se deslizan por un vidrio, paseo por tus ojos bosque oliva hasta perder el aliento.

Siento que somos trenes, siento que nos caemos de un quinto piso juntos.
Siento que somos dos lineas de energía atraída.

Tu voz cortando el aire.
Historia de humedad.
Camino inconsciente, lúgubre luz roja que está en todas partes.
Lúgubre luz roja que sólo nosotros podemos ver.

julio 01, 2011

Crecí despeinada por el viento, azotadas mis piernas por las semillas de los árboles, que son armas, que son municiones.
Caminé entre la tierra, perdiéndome entre el color de las tardes, con las pupilas encendidas en el fuego nocturno, que era refugio, que era seguro.
No corrí, sonreí lo justo y necesario.
No vendí mis creencias.
Estuve sola, no jugué con nadie. Me escondí en varios lugares, hablé conmigo misma por años.
Lloré hasta que pude sonreír. Me miré en el espejo hasta quedar ciega, hasta perderme en mis ojos, hasta no saber quien diablos era.
Peligró mi vida, desafié a la oscuridad, me sentí invisible.
Divagué.
Olvidé.

junio 26, 2011

Y así como se veían ángeles colgando de los edificios, se veían las gigantes olas de emociones chocando con la orilla de una playa de ensueño.
El sonido era sordo como sordas eran las explicaciones que rebotaban en las paredes de la habitación que siempre quise.
Dos espejos parecían dormidos pero se susurraban reflejos desesperados y angustiosos, recostados sobre las nubes de sus días nublados.
La última palabra que se escucho en la calle despoblada fueron exclamaciones de amor y de locura y quedaron ciegos todos en el mundo.

junio 20, 2011

El diablo hizo transacciones en mi habitación, lo vi deslizar la uña de su delgado dedo por las paredes agrietadas que hoy me encapsulan. Lo vi desterrar la agonía de los finales dulces, inconclusos... Lo vi agitar el puño y vociferar traiciones.
Pasó por alto las interrogantes que formularon mis labios, selló su pacto conmigo, sedujo con silencios a las orillas de mis pecados.
Y ahora aquí estoy, domadora de bestias, triunfadora sobre arpías, escupo tu cielo y tu frente, ojos grandes que no supieron esperar...

junio 15, 2011

Se mi sangre o un día de otoño.
Pájaro poseído, canto del loco.
Un día cualquiera, que tu imaginación decida. Tu criterio pordiosero, tu malévola justicia.

Se el resplandor de una ventana o la aparición de un ánima errante.
Luz color cristales, brillo de acuarela.
Cualquiera sea la hora en que detengas tus ojos hacia el cielo.

Se una pincelada austera de lo que sea que significa la existencia.
Curiosidad de gato, nocturna mirada escurridiza.
En el momento que sea escogido por tus dedos, tus dedos en un relámpago. Fulgor.

Se el aire que me falta o la agresividad de la raza.
Místico sonido, líquido beso en el desierto.
Cuando sea que quieras, cuando voltees tu cabeza y un guiño de tu ojo sea la señal inequívoca.

junio 05, 2011

Todos los lugares en los que he estado. Los ojos que he reventado, las huellas marcadas en el barro, el sol en la cara, en la espalda. El viento en el pelo. Los años que fueron.

Todas las cosas que he dicho. Pájaros que perdí en el horizonte, papeles que quemé. Pestañas quebradas, cristales en el piso y en las manos. Pálidas conclusiones, arrebatos idiotas.

Todo cuanto he pensado. Material adherido al cuerpo, letras estropeadas, tergiversadas. Pánico e incapacidad. Veo sombras bajo la puerta, escucho pasos.

Todo lo que he perdido, una amiga que dejé en el fondo del mar, una disculpa que llegó muy tarde. Un grito que fue silenciado por la violenta ráfaga entre tu casa y la mía. Un abrazo que fue arruinado por la espesa nube que dejé caer en tu cabeza, descuidada y torpe.

Todo lo que he mentido, provocaciones egoístas. Racionalizaciones con doble filo, propósito adverso, puntada con hilo. Manipulación experta.

mayo 21, 2011

Melancolía, rabia, angustia. No estén celosas de mi risa, no se crean muertas ni lloren la ausencia de mi presencia en sus pasillos. No se sientan olvidadas ni maltrechas, no sientan en mis acciones agravios, no piensen en mi como una pasajera oportunista.
No me extrañen, no me suelten. Espérenme en cualquier caso.

Tristeza, ira, desolación. No estén celosas de mi armonía, no me miren por el rabillo del ojo que no pestañea jamás, no me hagan trampas, no me esperen despiertas.
No irrumpan en mi pecho, no me castiguen por estar tranquila. No me desprecien por ser feliz y descansen, no paseen por el cálido ambiente que hay en mi interior, no deambulen con sus caras largas por el techo de mi habitación impregnada de buenos tiempos.

El tiempo de los asesinos ha hecho una pausa.
He aquí el tiempo de las sobrias vendimias y las sonrisas silvestres.
Las alarmas exageran, el piso tiembla. No, no es la alarma la que suena, es un zumbido persistente en tu oído. No, no es hora de levantarse. Quédate conmigo un rato más.
El viento azota las cortinas y no importa. Pasan las horas y se deslizan despacio por las paredes que nos encierran, caen en goterones al suelo y nadamos en ellos, perturbados por la falta de sueño, sedados por el aroma de nuestros cuentos.
Tenemos un dolor de cabeza a media tarde, dormimos y olvidamos. Despertamos contentos.
Sonríes y por eso sonrío, sonríes al verme sonreír y todo se vuelve cíclico y no para nunca; por eso no escuches las alarmas fatalistas a media mañana, por eso omite el sonido de la despedida y quédate quieto.
Los edificios caen, las palomas mueren aturdidas en su sinsentido, perros ladran, personas mueren, gritos ahogados, risas grupales.
Distancia mínima entre tu cara y la mía, perfección imperfecta e inconclusa, pies descalzos escoltándote a la puerta.
Un beso, dos besos.
Un abrazo que me lleva a Júpiter.
Un momento, un buen momento, el mejor momento.

abril 30, 2011

Vomité pájaros tristes, me revolqué en el lodo de una granja. Lloré desconsolada a los pies de una estatua. Clamé justicia, cometí delitos, me sentí un fraude.
Paseé desnuda, me arropé con mentiras.
Asesiné a mis amigos, robé la piel de mi perro.
Me comí un caballo entero. Sangré tres semanas seguidas.
Mi cerebro se golpeó fuerte, mis ideas se estrellaron en el cielo.
Me arranqué las uñas. Hice de todo un poco. Hice nada por mucho tiempo.
Me tropecé contigo un día cualquiera.
Te hablé del miedo, te hablé en claves.
Te conté un secreto, te seguí en un sueño.
Caminé contigo por calles que no conocía, aterricé en tus manos varias veces.
Me volví loca y cerré los ojos.
Los abrí.
Te quise de inmediato.
Canté canciones para calmar los nervios, amarré mi muñeca para controlar la ansiedad.
Te veo y no puedo dejar de verte.
Te veo y no quiero dejar de verte.

abril 25, 2011

¿Qué pasa con esas horas que no llegan?
Que pasa con eso y las cosas que esperamos que sucedan y los fenómenos que queremos ver a diario, y los cielos apocalípticos que no dejamos de admirar nunca.
Los minutos eléctricos que nos cortan la garganta, las canciones que no queremos que acaben, los soles que no queremos que aparezcan, porque no nos importaría vivir en la oscuridad absoluta, con nuestras sombras dormidas y los ojos siniestros prendidos, como si fuera un incendio...
Y a donde van esos latidos más fuertes de lo usual, que nos revientan las venas y nos hacen sangrar por dentro, hasta estar asfixiados y pedir aire y estar tan cerca de la muerte que nos sentimos afortunados, aunque no sintamos el cuerpo...
Inconexia, cuando pierdo el hilo que me une conmigo misma.
Sensación redonda, sólida y pesada. De hierro. De tragar hierro.
Ganas de romper algo y romperme los dedos.
Confusión en su incipiente estado. ¿Qué pasa? ¿Qué hacía? y ¿Por qué?
Y no es que no recuerde, es que me pierdo en mi propio mapa y siento un remezón interno, un tambaleo de ideas, una distorción de lo que digo y lo que quiero decir.
Y no me salen palabras, sé lo que es quedarse sin palabras, mirando alrededor sin tener muy claro de que va todo esto. No poder hablar. Quedarse repentinamente muda. O peor aun, sólo atinar a excusar mi percance con un desface que no termino de entender.
Verguenza, porque mi mirada se sabe perdida y se encuentra con otra y no sé que decir y quiero arrancar... Verguenza porque mis palabras se tropiezan y no evito comentar las sombras que veo, los gatos, las ramas que no existen, las figuras que invento.
Inconexia. Fuera de linea con quien sea que está en mi interior.
Laguna semiconsciente de tartamudeo y pestañeos rápidos.
Temor. Inconexia. No saber donde estoy ni porque.
Lanzar algo contra la pared, disfrazarlo con espontaneidad. Lanzar algo para volver en sí, para dar un respiro hondo y recobrar el control.
Intentar Conectar.

abril 21, 2011

Un día me pregunté y me preguntaron, si guardo este sentimiento gris dentro de mi para poder escribir/sobrevivir, que en mi caso vendría siendo casi lo mismo...
Y yo me puse a pensar.
Y es probable que ese sentimiento gris nunca haya sido tal, puede haber estado disfrazado de sentimiento pero en el fondo era una guarida, era un secreto, era una realidad de ciega. Y hay días en los que me culpo, por esconderme tanto en la guarida y arruinarla de a poco, a veces después de las teclas vienen reproches nocturnos. Y después de una idea vienen las ganas de matarse o matar a al menos uno de los tres... porque son tres que esperan, que brillan con los reflejos eléctricos de mi, como anfitriona.
Y quizá yo en sí sea un sentimiento que muta...
Ring de mi teléfono, yo no puedo estar acá ahora...
Sale La anfitriona, Katrien se esconde, Josephine da arcadas. Yo contesto...

abril 20, 2011

Un día hablaba contigo sobre lo que sería quedar flotando en la nada...
Quedarse sin sentidos, ciego ante algo que ni siquiera puedo imaginar, sordo ante el ruido espantoso del silencio, no sentir mis manos, no sentir calor, no sentir frío...
Esperar que se acabe el aire y morir.
Tus labios se movían relatándome los horrores imaginarios de quedar desplazado en la nada, de salir por expulsión de la tierra y que todo se acabe de golpe. Y yo, con los ojos cerrados y las manos heladas, temblaba por dentro, como un papel azotado por el viento, temblaba de miedo, de desconcierto, de desesperanza... Gritaba que no quería, que no me imaginaba un peor destino, que no podría dejar de verte, que no quiero sofocarme en el ruido que hacen mis pensamientos chocando.
Tu mente corría rápido y me envolvía en una situación perdida, en una escena sin diálogo, en una oscura prueba de obstáculos y creo... no estoy muy segura, pero es algo que haría ahora, así que es algo que probablemente hice en ese momento, creo que te abracé y creo que se me quitó el miedo y sentí la temperatura de tu cuerpo y recuperé el aliento y me sentí a salvo y en tierra.
Y tus brazos me rodearon y aunque volví a sentir el vértigo, el golpe de corriente y la aceleración del pulso, al menos tenía la seguridad borrosa de que no estaba en el vacío, de que no estaba flotando, de que no había sido condenada y de que se me habían perdonado los pecados.
No puedo decirte otra cosa, si no que lo siento. Ahora, después de hace bastante tiempo, no me había dado cuenta antes del dolor que... claramente te causé.
Pero creo que actuaría mil veces más de la misma forma.
Eres una buena chica y yo no tanto, así que las malas acciones déjamelas a mí, las malas decisiones, las actitud egoístas... puedo cargar con la culpa, puedo cargar con tantas cosas que a veces en serio me cuestiono ser humana, porque un ser de hombros frágiles como los míos no podría soportar lo que ha soportado siendo una simple humana.
Y ahora ese peso se desvaneció en la noche, se escapó por la ventana cuando la dejé abierta y me dejó dormir después de varias noches raras...
Me sorprendes, yo no sé que hubiera hecho en tu lugar si alguien como yo me hiciese lo que te hice, tan deliberadamente, tan malditamente en tu cara y hasta casi, con una sonrisa de la que no me enorgullezco en el rostro...
Por eso te quiero, porque eres una chica especial y fuerte, a diferencia mía que casi todo lo hago con miedo.
Y sólo quiero que sepas algo... que un día, si quieres vengarte estaré dispuesta.
No recibiré tu golpe con los ojos cerrados, eso sería menospreciarte y no quiero hacerlo de nuevo. Estaré atenta, con los ojos muy abiertos y pelearé si es necesario, actuaré como una demente, finalmente caeré rendida y dejaré que me quites lo que quieras, porque lo tengo más que merecido.

abril 18, 2011

Que se me corra el maquillaje por los ojos, que me duelan los dientes en las noches.
Que se apaguen las ideas en cualquier minuto, dejándome desprovista y expuesta en un desierto de mierda.
Que me miren de reojo los ojos que no me importan, que hablen a mis espaldas las bocas que no escucharía nunca, ni loca ni drogada, ni espantada en cualquier fúnebre noche.
Que se lastimen mis muñecas de nuevo.
¡Tú morirás! ¡Tú no puedes ganar!
Somos tres acá adentro.
Francia cae gotas sobre mi cabeza...
Desperté y estaba al otro lado de mí misma, escribo esto sin que sean mis manos las que tiemblan y con música clásica en mi cabeza.
Soy tan distinta y opuesta a lo que suelo ser sin desdoblarme, tan diferente que hasta me agrado más.
No sé como me ocurrió esto, esto de irme, irme de mi cabeza, cabeza de revolver...

abril 17, 2011

Hoy día no tengo nombre y no me importa en lo absoluto.
Disfruté cada momento de mi día bajo anonimato.
Me gusta mirar las formas que se dibujan en mi techo.
Me gusta el sonido del tren que se mete en mi ventana porque es lo único que aparece a diario sin falta.
El desorden de mi ropa arrugada es mi mejor amigo.
Me gusta comer, hoy me comí el hígado de mi madre.
Me gusta dormir, hoy derroté a 3 almas aburridas que me perturban en las noches y salí sin ningún rasguño.
Me gusta darme cuenta de que puedo enloquecer en cualquier momento.
Me gusta que cada segundo pueda ser el último.

No tengo nombres, tengo lagunas mentales pocas veces al año.
Abro los ojos estando en un lugar al que no recuerdo como llegué.
No sé cuanto tardo en vestirme cada mañana.
No me gusta el sabor del alcohol en mi boca, pero necesito quemarme la garganta cuando mi cerebro se duerme y las emociones me aceleran.
Requiero de un trato especial para no querer matarme a diario.
Requiero de sonrisas sinceras pero no excesivas, de ternura y violencia, de tortura y carisma.
Me gusta hidratarme, hoy bebí tres litros de sangre.
Me gusta caminar sola.
Me gusta caminar con alguien al lado derecho.
Me gusta caminar con alguien a cada lado.
Me gusta caminar detrás de las personas de noche, seguirlas despacio.

Locura... Es como querer perseguir mis pupilas cuando cierro los ojos hasta desmayarme.

abril 16, 2011

Siempre manipulo, miento, tergiverso hasta confundirme a mí misma, hasta no confiar en mis palabras, en mi voz interna, en mi instinto domesticado, en mi masiva forma de simulación.
Y es la única forma que tengo de ser sincera y perdonar mis arranques de ley de hielo, mi constante tendencia al encierro, paranoico estado virtual.

abril 14, 2011

Ayuno de palabras hirientes, despojo del ardor de mis párpados.
Inútil invocación a invierno/incendio de mis rencores.
Ausencia de ira.
Dulzura terrible, abandono del miedo.
Pintura grotesca de una semana en coma.

Pusilánime conducta que me sacó de aprietos.
Renovada existencia a la sombra de la calle, a salvo.
Inyección.
Trago dulce.
Parpadeo al son del trueno.
Relámpago de sangre.

Y después de esa vuelta larga y tóxica, regreso cansada a mi cama.
Escondo mi cara en la almohada.
Pido perdón a las divinidades originarias.
A los entes floridos, a mis principios dormidos.
A veces me estremezco con las sonrisas amargas o pierdo el pulso entre tanta pesadilla, olvido un zapato en un paisaje que no he visitado.
Amanezco con la cabeza en las nubes, asustada de una realidad que pudiera ser cierta, sin poder moverme de la cama, con los ojos aguados de tierna desesperación. Y suelto una carcajada silenciosa cuando recobro los sentidos de a poco y me descubro en donde debería estar, una noche sin perderme, una madrugada que no me lastima.
A veces busco el peligro a propósito y me tiro de un salto desde el edificio mas alto que vean mis ojos y busco el vértigo y la caída amortiguada por mi voluntad entorpecida.
Y las emociones se mezclan en una sola y me hacen perder la cabeza y el estómago y tiemblo con el sudor frío que recorre mi espalda, mis dientes se astillan y mis dedos se crispan y es un breve dolor, es un breve momento de satisfacción al lado opuesto, el valor absoluto del placer que no se justifica y se calla y se guarda en un cajón, junto a mis pastillas y audífonos, a mis papeles arrugados y a lo que leo sin decirle a nadie.

abril 10, 2011

Me escondí de la luminosidad del día, me enfermé con cada sonrisa que me dispararon a la cara y sin quererlo demasiado perdí la conciencia de mis actos pendencieros.
Recapitulé en secreto los fraudes de mi infancia, sostenida a penas por el hilo de la memoria y el tiempo se transformó en arena, en ríos tornasoles, en rafagas de viento.
Pronto, más pronto de lo que pensé estaba perdida en el espiral de humo que me arrastraba por las tardes, por las noches y madrugadas sin sueño. Y no quise escapar.
Los días dejaron de tener sentido, el sol dejó de importarme y aunque estuviera impreso en mi costilla derecha, seguía siendo opaco ante mis ojos enardecidos. Y me enamoré de la luna y la seguí como una loca durante días completos, la admiraba en mis momentos lúcidos, en los que la risa estúpida no me sacudía el rostro... Y me acompañaba con ella de vuelta a mi pieza, con la marcha tambaleante y a mi lado algunas personas en las que no confío.
Se me hicieron agua los motivos, se derritió el control que creía tener y vagué por los rincones asperos de mis vivencias tergiversadas.
Hasta las estrellas me dejaron sola, se escondieron tras las nubes que maldije y sació mi sed la sangre propia e imaginaria de mi reflejo encerrado en una cápsula magnética, que nunca me dice cuando llega, que no me suelta aunque lo quiera y que reaparece incluso aunque no lo crea.

abril 02, 2011

El perdón después de los años, la humanidad perdida, los ojos sabios extraviados en los rincones infantiles de lo que fuera antes un paraíso recién encontrado.
La caricia pasajera sin intención de daño, de aprehensión ni tortura. La mirada compasiva, las palabras con ternura que calman los vientos molestos de mis huesos que se trizan por las noches.
Reconocimiento respetuoso de nuestros años juveniles, el rencor queda en la esquina con el polvo de los fantasmas, con los cuerpos corroídos que dejamos de ser.
Y me sirve caminar con tu sombra, escudarme en tu mente aislada y pasear como si fuera nueva en la cuidad, pasear como si no me importara nada y quedarme callada cuando me tiembla el ánimo y reirme contigo de lo que ya a nadie le causa gracia.

marzo 30, 2011

Así que él era el famoso niño huérfano, el famoso niño triste, el de los dos ojos desparramados en el cielo celeste. Él era el de las historias que se remontan hacia años que ya no cuentan, hacia diálogos que no existieron.
Era famoso por matarse tantas veces y aun así seguir con vida, era famoso por ser brillante y por ser idiota, por caer en sus propias trampas.
El misterio de su dramatismo envolvía el tiempo y el espacio, haciendo que todo se difuminara y pareciera nada.
Aniquilaba al mismo tiempo que sin querer reconstruía todo, poniendo piezas en cualquier parte, quitando trozos importantes de una realidad aletargada.
Su voz temblaba, el piso temblaba.
Y se me humedecían los ojos cuando estallaba su nombre cerca de mi oído y me volvía loca cuando sus misiles me perseguían en cualquier parte, en cualquier parte, en cualquier parte y en cualquier momento...
El era, pero ya no lo es tanto porque sus delgados brazos no conmovieron a mi piel y su cabello oscuro no me perdió en la noche como lo hacía antes. Y ya no es ese tipo y es alguien que no conozco y sus gritos no me quitan el sueño y su enfermedad no me causa envidia y sus pesadillas ya no son las mías. Y me dejó y lo dejé y el esta sobre un bus, alejándose de los recuerdos tejidos que se destiñeron bajo el mar y se corroyeron con los años. Y él se aleja y yo ya no lo extraño.

marzo 26, 2011

Retrato de las fases previas a la muerte, espejismo perfecto, siniestro y mortal...
Una imagen viva, un dolor que camina.
Materialización de la tristeza, en su estado puro. Seca, de esa que raspa la garganta, que es blanca ceniza en los ojos, blanca como nieve que lastima mi mejilla, blanca y seca, casi como algo que no existe y que sólo por eso existe más.
Tristeza abatida, de camianr sin un punto en el horizonte, de caerse en posición fetal por el resto de la noche, la noche que no acaba, que parece perpetua... La noche que parece estar hechizada por un magnetismo idiota y cruel, congelada, casi como un suspiro ahogado, casi como un espasmo al corazón... infarto! (Y muerte)
Tristeza que no pierde sentido, por más que repita la palabra y que cobra con cada vibración de mis cuerdas vocales, otro significado, aún más real, aún más facineroso.
Debe ser esa mezcla lenta y densa, carente de cualquier agitación, mezcla rara que marea mis sentidos cuando junto la T, la R y la Z en la misma palabra... Que TRisTes son las Rocas, aZotadas por el maR, casi como si se TRaTaRa del aZar siniesTRo... Cobrando venganza (Z)...
Tristeza, dormilona que duerme conmigo, que no me deja ni a sol y sombra y que, incluso en presencia de la más mordaz de mis sonrisas, sigue ensombreciendo mi rostro.

marzo 23, 2011

La torpeza violenta de la que soy presa a menudo...casi siempre me abruma. Violenta es mi boca que no se mi mide y que, castigadora, clava agujas invisibles y delgadas, en las carnes rosas de las cosas que amo, envenenando casi a propósito los pequeños sacos de aire limpio que circulan en el torrente de sangre de quienes quiero.
Violentos son mis ojos que no descansan cuando hay que pelear por conciliar el sueño algunas noches de exorcismos llorones, violentos e impúdicos, perfectos para la desaprobación del alma.
Torpe y violenta, como una tromba marina, desquiciada a ratos, con tendencias fuertísimas a la derrota, a la culpa, a los celos y los males espirituales, que corren libres, campo travieso.
Que me calmen las hojas, que me calmen las inmundicias de otro, plasmadas en tinta negra, que me calme un recuerdo, una pequeña fracción de segundo en el consigo sostener casi sin variaciones un pestañeo largo, una sonrisa espía, una textura idílica. Que me calme la noche y la soledad austera que escondo bajo la cama, a la que le grito improperios (torpes y violentos) cuando la verdad es que no podría vivir en su ausencia/presencia de tantos.

marzo 18, 2011

A veces me incorporo entre humo respirando mis miedos con dificultad, se apaga la chispa que ilumina mi mirada y corro peligro de muerte en manos de mi propia voluntad.
Siento un estremecimiento que envenena y todo parece tan claro, tan tóxico, tan falso.
Y me prometo a mí misma, ocupar el lugar que merezco, subordinarme a mi pasado sin justicia y por fin descansar entre lamentos.
Pero aparece tu mirada escurridiza, escoltando una sonrisa fugitiva y dejo de correr porque se me quita el miedo y entre tanto humo, querido, me incorporo de todas formas, revivo y abro los ojos y mi primera imagen eres tu, inmaculado y adormecido, dormido, perdido, alucinado, soñador.

marzo 07, 2011

Mis tierras están compuestas por de ventanales de cristal, ventanales que quiebro y que atravieso, ventanales que son un ojo y ventanales que son escape.
Mis tierras son esa mala influencia melancólica y venenosa, trepa por las venas, se adhiere y no libera, relentiza y no mejora, enmudece y no escucha.
Los animales somos nosotros, en mis tierras no extrañas; somos perros rabiosos en instantes y somos los mismos perros arrepentidos y llorones.
Gimoteamos de verguenza y nos bebemos los orgullos, a solas, en secreto con la luz apagada y la voz baja. ¿Me escuchas?
Susurros.

Y las personas no existen, porque todos ya perdimos el alma o el compuesto X que nos hacía humanos y personas, somos escabrosos restos de lo que fuimos y no tenemos sombra.
Nuestros dedos están siempre fríos.

En mis tierras no tenemos subterraneos,porque estamos en lo más profundo y estamos ciegos, pero creemos ver, y es mentira y lo sabemos y no hacemos más que esperar.
¡Estoy tan aburrida de mis tierras! Pero no hay tren que pueda alejarme, ni distancias que pueda caminar, porque la llevo en el pelo y entre mis bolsillos y cuando duermo se escurre por mi cabeza hasta adentrarse en mi corazón de latido uniforme/artificial/comprobado.

Salí por una ventana un día, uno de los cristales diminutos de mis tierras y caí ahí mismo, donde había empezado, comienzo a pensar que esto es una trampa. Comienzo a pensar que debería... pero... pienso... me detengo... me gustaría otro cigarrillo.

marzo 06, 2011

Discontinuidad de un sueño.
Desintegración del tiempo.
Miedo a los perros, repetición de un hecho, viento repentino.
Clasificación de extraños.
Música de fondo, aplausos placenteros, pasos desfasados, risas tranquilas.
Rostros con disfraz.
Búsqueda consciente, agrupación de clanes.
Esfuerzo. ¿Exibitorio? Interrogante irónica.
Sol abrumante. Cambio de ánimo.
¿De hábito? Tal vez, quizá luego. Gente contaminante.
Ligera sensación de terminar esto.
Sensación de ridículo en el estómago.
¡Escondite! Desapercibida, de frente esquivada.
Escasea lo abundante, distráeme de las masas.
Hambre, neutralidad absoluta.
¿Indiferencia, te he visto antes? Tal vez mil veces.
Nuevo inicio o continuación de lo irrompible, lo inevitable.
Gente detrás mirando con rabia.
La obviedad del asunto es el olor a perro.
Crítica al reloj, contraargumento del tiempo.
Calma temporal, pie izquierdo adormecido.
Desvanecimiento, acentuación intencional.

marzo 01, 2011

A este odio ciego y automatizado, a este miedo que recorre los minutos.
A la contemplación de las últimas olas, antes de volar hacia la muerte, a este anuncio de desdicha y de infelicidad calcitrante.
A estos pasajes de mi mente corroída, a este infierno que soporto.
A este dolor pusilánime, porque no hay otra palabra.
A estas ideaciones de mierda, perecederos momentos de calma, occiso instante de algo similar a la tranquilidad...

A este vaivén sin respuesta, a esta afilada conmoción interna.
A estos sentimientos de hojalata, llenos de gusanos reptando por los rincones con más terminaciones nerviosas.
A este mareo constante, al vértigo a la inversa, podrida certeza de que no hay retorno, que me he extraviado en este espiral narcotizado y no voy a salir...
No van a tener otro rumbo mis alucinaciones diarias, acaso en realidad no lo sean, acaso sea yo la espectadora de una realidad que quise hacer mía, sin éxito; fracaso rotundo y espeso.

febrero 28, 2011

Estoy enferma de nuevo, de este virus de bienvenida acalorada que me afiebra la vista, de esta tos seca y polvorienta que me sacude los pulmones.
Aún así, el malestar persistente se acumula en el resfrío de mis buenas intenciones y el adormecimiento de las ideas justas que solían pasar por mi, antes sana, cabeza.
Estoy enferma, una especie de tuberculosis emocional me tiene en cama a diario, pensando con angustia en la destrucción de mis enemigos y mi tembloroso cuerpo ansía venganza, una venganza enferma claro, de esas sin razón y mucha estrategia.
Peligra de muerte mi composición física y emocional, pero no me incomoda en los absoluto, antes veré gota a gota desangrarse los pecados mercenarios de los infieles a la norma de mi astuto gobierno.

febrero 27, 2011

Quisiera recurrir a la poesía pagana que me inspira, a las letras sucias de algún escritor perdido, esos que se ven y se esconden en el puerto, con el pelo grasoso y las manos agrietadas, juntando boletas que vuelan entre sus zapatos y perros, que se parecen tanto por lo viejos y sabios. Y con un poco de tinta encontrada, si es que no con sus propias lágrimas borrachas, endulzan mis agrios días con su versos melodramáticos y perdidos, con su falta de cariño hacia la vida que los apuñala.
Me perdería por las tardes entre esos rincones inexplorados de las ciudades disimuladas, que despiertan al esconderse el sol y dejan entrever entre los reflejos dorados de los ocasos diarios, las pequeñeces de un mundo infiltrado y desteñido, pequeñeces que me dan pena y dolor de cabeza al mismo tiempo y me hacen querer abrazar la tibieza del bienestar pasajero y simultáneamente acribillar por la espalda cualquier atisbo de gloria, morder la mano que da de comer y con una carcajada arrojarme al mar.
Suicidio espontaneo, un arrebato causado por la ausencia de las letras rojas de cualquier escritor necropoeta frustrado, como el que conocí hace años, que quiera robarme el aliento con la amargura de sus delirios.

febrero 24, 2011

Clausura

Bosque triste, melodramático y acostumbrado a sufrir.
Color ciruela, color vino tinto, color amanecer saturado.
Parajes inútiles, intento baldío y sediento.
Ya no hay más destellos de luminosidad en tus copas y se destiñen las infructuosas posibilidades de otra cosa, de algo más, de cualquier amago de cambio de escenario.

Ramas finas, látigos dóciles, blandas asquerosidades; cojines carnosos de verguenza.

Huidas detenidas, frenético pero cansado galope de un caballo rojo y malogrado que retumba en un cofre con amplificaciones ruidosas y húmedos rincones.
Más, quisiera escabullirme y desertar del destino artero que me han impuesto mis erráticos pasos. Y no puedo.

Aborrezco mis estados. ¡Que nadie me vea en este valle!
Me encuentro sentada en una cloaca que muy a mi pesar ha absorbido las dulces chispas que pudieron alguna vez habitarme. Y esta arena movediza, este pantano de absoluto vacío me mantiene exánime y desconcertada, queriendo no ser el antojo de tus labios, queriendo que por magia olvidases mi mal nombre y mi malsano e inmundo existir azaroso.

febrero 23, 2011

Ojo agrio

Quiero escribir sobre mi muerte y el aliento tibio de mi boca lo impide.
Me dan ganas de inmortalizarte, trozo de sonrisa lunar.
Sueño un post mortem sin lágrimas, reflexivo espacio no terrenal.

Abstinencia de lineas compulsivas que no me dejan caminar.
Me extravío en los silencios, me petrifico entre ladrillos.

Deslizo un sueño hasta la punta de mi dedo meñique.
Una vulgar risotada me aterriza y veo y siento presencias; son grillos.
Son del tamaño de un auto. No entiendo. ¿Perdóname?

La clemencia carcome mis labios amordazados y me siento como ese libro, ese que me juzgó sin saberlo; porque ahora que lo pienso, he de ser yo la que fue protagonista, heroína muerta de aquellas letras.

Pierdo los estribos y la paciencia, aun así mi cuerpo completo se adormece, son los pasos, son los grilletes de la justicia nocturna.
Un escalofrío recorre mi espalda y un malestar se apodera de mi estómago...



¡Rápidas son mis reacciones! Ante tanta amenaza que imagino.

febrero 22, 2011

Eclipse

Cuando enternezco la voz para adaptarme, bajo la cabeza para asentir, tiembla una mano cuando pinto.
Pasa por mi cabeza fantasma, el desorden que dejan las ideas que se tiran el pelo. Complejo de inmune, me fallas ahora.
Cuando no es tan tarde ni tan temprano, y solemne el cielo se cierra en receso; tartamudean mis lágrimas invisibles que llueven el patio.
Me atraganto pronto, del deja vú de lo que siento.
Mueca y desprecio, introspección y reflejo, idiota me siento.
Agudo síntoma, perforación odiosa, bizarro calambre de mis intenciones humanas.
Voluntad dormida, no despertaste esta vez y yaciste de hierro, olvidándote de mis olvidos.
Peligro y fe insensata, claustro sangriento y eterno de las tardes de mal ánimo.
Limbo nostálgico en mal estado, puente hacia la desesperación. No hay grieta y yo avanzo vendada y triste.

febrero 16, 2011

Se entiende.

Los gatos vuelven a su estado antiguo, a la velocidad sin remilgos y la autoridad por asalto.
Regresión.
Abandono de las comodidades impuestas, traes de vuelta el instinto.
Reconocimiento y olfateo.
Pupilas y melena que no crece, mirada extraña de reservas de poder.

febrero 15, 2011

Extinción.

Agua, traigo agua a mi boca, mi garganta lo está exigiendo.
La voz se me está apagando y necesito un trago.
Necesito ganar y para eso es fundamental remojar mi garganta.
Discrepo, me controlo, respiro, sonrío acaso por dentro; donde no puede verme mi oponente.
Respiro, contengo, pienso y disparo.
Hiero. Con gracia. Con delicadeza, disfrazada de ángel.
Escupo y fijo las pupilas, lastimo.
Mi voz tiembla, pero parece no notarlo nadie.
El agua me delata, redondeo, apunto, agudizo.
Me recupero del agote de mi discurso, un gesto y victoria.
Un gesto y ganancia.
Un gesto y me sorprende la ausencia del torbellino de palabras que esperaba que asaltaran mi cabeza e hicieran eco en las ganas asesinas que tengo a veces de devolver el tiempo.